jueves, diciembre 11, 2014

2014

Más allá de que aun quedan 19 días para que el año termine, creo que es un buen momento para hacer un balance, para reflexionar acerca de que tan bueno o tan malo fue el 2014. Un año de sangre, de llanto, de comer, de ayunar, de muchísimas risas y otra buena cantidad de sonrisas fingidas, de reencontrarme con personas de las cuales me había alejado, de perdones, de peleas con seres impensados. 2014 fue un gran año. Fue un año en el que extrañé con locura, en el que lloré más de lo que reí sin duda alguna, pero aun así fue un año de cicatrización, de amigarme conmigo misma, de salir adelante y luchar todos los días un poco más. Si miro hacia atrás puedo verme en enero no comiendo, cortandome los brazos, la panza, pensando en como hacer para bajar de peso en tiempo record o en su defecto, en como morirme rápidamente para no sentirme de la forma en la que me sentía, vacia, sin objetivo alguno; pero si me miro en el último tiempo, estos últimos meses, puedo verme cantando para liberarme y hablando con el corazón, siendo sincera delante de muchas personas que seguramente estaban tan sorprendidas como yo de lo que estaba diciendo, cuando pienso en el valor que junte para hablar, para contar mi historia, me siento muy orgullosa de mi misma y siento que todo es posible después de eso, que podría volar si quisiera porque ya logré exorcizarme de una mochila muy muy muy pesada. Aunque queda muchísimo por cantar, por sacar a la luz, se que me saqué de encima un peso enorme, que fue un gran paso el que dí y estoy orgullosa de lo que hice, fue de esas cosas que planeo algún día contarle a mis hijos, o a mi hermano cuando sea más grande. Fue un año de llorar con mucha intensidad a Cory, a quien extraño con locura, aunque sea poco razonable hasta para mi, pero lo lloré como pocas veces lloré a alguien y aun así hoy en día puedo decir que lo siento en cada paso bien dado, junto con Jose y mi primo, mi abuela, todos esos seres maravillosos que vaya a saber uno donde se encuentran. Fue un año de muchas decepciones también, si, pero no puedo ver el vaso medio vacío ahora, encuentro al 2014 como un año hermoso y sorprendente, no puedo estar más agradecida con el destino y más orgullosa de mi progreso en este tiempo. Queda un trecho enorme por delante, con altos y bajos, con Lucy, con Pandora, con Rocío en esencia pura, pero si tuve el valor para afrontarme a mi misma como enemiga, se que puedo con casi todo, casi. No espero nada del 2015, quiero sorpresas, nada más y nada menos, que la vida me encuentre bien parada y fuerte para sorprenderme con lo que suceda, vaya uno a saber.

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