Si hoy se me presentara alguien y me preguntara si soy feliz le respondería con toda seguridad
que sí, que tengo la suerte de ser una persona plenamente feliz, con malos
momentos, pero feliz. ¿Cómo es eso? No lo sé, creo que aprendí a convivir con
lo malo, con los baches, con las caídas, aprendí que ser feliz no es estar bien
cada segundo, sino que es la certeza de querer levantarse cada día para seguir peleándola,
es las ganas de tener una nueva experiencia cada día a pesar de que parezca
pequeña e irrelevante, hoy por hoy de eso se trata la vida y la felicidad para mí,
de querer seguir viviendo. Este año me
encontré con seres que hacen mi vida un poco más liviana, personitas que están
ahí para hacerme sonreír y reír a carcajadas, para escucharme, opinar, retarme,
consolarme y también para hacerme sentir alguien mejor, una buena amiga, una
buena persona. ¡Benditas sean estás personitas! Sé que tal vez haya malos días,
pero esta no es una mala vida.
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