martes, enero 19, 2016

Old.

"Quiero que termine el año escolar, realmente. Quiero sentirme libre de esa presión y saber que, si quiero, puedo tomarme un micro e irme a la costa, que puedo tomarme mi tiempo aunque sea en una plaza de Capital Federal. Quiero sentirme libre de llorar y no preocuparme por al otro día tener que seguir adelante. Estoy cansada de moverme, estoy cansada de luchar. Me cansa cada día a día tener que lidiar con algo nuevo, no niego que ya comprendí que de eso se trata la vida pero aun así conservo el capricho que, de vez en cuando, podemos tomarnos un tiempo y ser débiles.
Quisiera tener a alguien que me abrece en estos momentos, alguien que haga que esta tormenta gigante que siento en el pecho se apacigüe por un ratito, alguien con quien sentarme y desnudarme de alma, hablar siendo sincera, llorar si lo necesito y que no me calmen, que no me juren que todo va a mejorar, solo que me escuchen. Necesito ser escuchada. Me cansé de ser siempre la que escucha al otro, la que está para lo que la necesitan, me cansé de ser un trapito, me cansé de que, de alguna forma, lo que siento siempre se vea relegado a un segundo plano.

Me cansé de sentirme como si no le interesara a nadie, me cansé de ser siempre la que espera que el otro aparezca, que el otro me tenga en cuenta, me cansé de pelear por el otro, me cansé. Me cansé de absolutamente todo. De mí, de ellos, de todo lo que me rodea."

Me gusta encontrar textos viejos, leerlos y no saber por qué me encontraba en aquel estado... Claramente el problema no era tan grande porque sino lo recordaría, los problemas nunca son tan inmensos. Todo pasa, todo cambia, todo llega. 

martes, enero 05, 2016

Me agrada el haber aprendido sobre las limitaciones de las personas, me hace más conformista, sí, pero por otro lado me ayuda a entenderme a mi misma como un ser imperfecto y entrena mi paciencia. No estoy muy inspirada, sinceramente quisiera bañarme y dormir hasta pasado mañana, pero quería poner en letras lo que siento ahora: me entiendo. Entiendo mi incapacidad de querer abiertamente a alguien, entiendo mi semi-obsesión con alguien que en definitiva no es ni un tercio de lo que creé, entiendo que no supe explotar de una forma positiva todo el mal que me hicieron, que dejé que me hagan. Entiendo que tengo una lucha constante contra yo misma, porque el 99% del tiempo quiero ser perfecta para el de afuera y eso desata en mi un torbellino de inseguridades, de mentiras, de "¿y si no soy suficiente?" y me siento mal por todo lo que me hago a mi misma porque no me lo merezco. No me merezco la soledad que me abraza desesperantemente algunas noches, no me merezco el sentir que no importo, que jamás voy a poder encontrar a alguien que me quiera por lo que soy. No me merezco la ansiedad, la necesidad de ser lo que el otro quiere que sea, la imperiosa sensación de reemplazo inminente, no me merezco nada de eso y aun así lo permito, lo creo, lo alimento. Algún día todo esto será pasado y disfrutaré de saber que superé cada obstáculo, no fueron pocos ni simples, la anorexia de vez en cuando me llame al grito de "más flaca, más bella, más te van a querer" y aun guardo algún que otro sacapuntas desarmado que espera que sucumba ante la desesperación, ante la necesidad de que el dolor desaparezca de forma inmediata. No puedo mentir, lo extraño, extraño tener una via de escape simple y asegurada, algo que por cinco o diez minutos me aseguraba paz. Extraño llorar acurrucada en el baño con papel en los brazos tiñiendosé de rojo oscuro, extraño entender ese echo como algo sano. No quiero y no voy a volver atrás porque sé que esa no es la solución pero aun así no puedo negar lo bien que se sentía. Extraño, a veces, las horas de ayuno, el solo pensar en calorías y bajar de peso, trae sus contras por supuesto pero anula todo lo demás. No extraño las ganas de morirme, ni los pensamientos de autoeliminación que me acorralaban cada segundo del día.
Me admiro por haber soltado todo eso, me admiro por haber superado mis ataques tremendos de ansiedad (creo fervientemente que luego de esos meses puedo con c a s i todo), me admiro por seguir viva luego de haber pensado en morirme tantas veces. Sé que debería cambiar muchas cosas, no soy la mujer más puntual y suelo no valorar las cosas a tiempo, como ya dije antes tengo la tendencia a buscar agradar y ser suficiente para todos, me autoexigo y me obligo a hacer cosas que no quiero por el otro. Me obsesiono rápido, lloro por motivos absurdos que a los meses me parecen una estupidez, me aferro al dolor y a quienes me lo causan porque muchas veces creo que no hay nada mejor. Me faltan definiciones claras, ¿qué es un amigo y quienes son los míos? ¿qué me enamora? ¿qué clase de problema tengo entorno a la relación sexual y por qué? Mi mente corre a mil por hora, y aun así ahora quiero dormir porque desdoblarme me agota, y son más de las siete de la mañana. No quiero que la cicatriz que tengo en el brazo desaparezca, es un recuerdo indeleble de tiempos oscuros, de una juventud sufrida pero superada, es mi prueba de que todo aquello sucedió y de que pude con ello, de que sigo existiendo a pesar del dolor. No me interesa ser profesora de canto pero dios mío cómo me apasiona escribir, aunque me de pánico leerme me gusta la sensación de vaciarme en letras, aunque nadie lo lea como muchas veces me sucedió. Aprendí que no vale la pena escribir para que el otro lea, sino que uno debe escribir por propia convicción. Ya no quiero esperar nada de nadie fuera de mi familia que son los incondicionales, aprendí que las personas suelen equivocarse y que, por alguna razón, eso me duele estrepitosamente (será porque creo que yo no les haría lo mismo, ¿no?) entonces prefiero amoldarme, sentarme y ver como las piezas se mueven en mi tablero y buscarle su debida utilidad. Resignifiqué mucho, muchos "amigos" jamás volverán a mi vida y a otros varios les encontraré la vuelta porque lo valen. Mucho debo dejar atrás y cómo cuesta, ¡qué miedo da! Me da miedo equivocarme y soltarle la mano a buenas personas, supongo que debo aprender a dedicarles el tiempo y las invitaciones precisas para no sufrir desilusiones, de las cuales realmente ya estoy harta. Cansada de esperar y que no estén, que no se preocupen, que pregunten pero no se interesen realmente. Cansada de las ausencias en los momentos en los que creo que deberían estar. Mi mente se aclara y varios nombres aparecen como señal de "no vuelvas a llamarlos" porque en realidad, no lo valen, no merecen mis esperanzas. Cada uno puede elegir quién le hará daño, y ellos no valen la pena. Quiero dormir.