Son las siete de la tarde de un día frío en Argentina, tuve
turno con la psicóloga, tuve un día productivo. Hablamos una hora pero, más
allá de que fue hace rato largo, varios temas siguen resonando en mi cabeza
mientras la melancolía me asfixia, literalmente me asfixia: ¿Por qué hice las
cosas tan mal? Hasta hace unos días mi semana venía siendo normal, algo así,
sin mayores sobresaltos, pero hoy Verónica, es decir, mi psicóloga, la nombro.
¿Para qué? ¿Por qué tenemos que escarbar en temas del pasado? O mejor dicho
¿Por qué tenemos que escarbar en temas del pasado que aún me duelen en el
presente? Es como si me tirara alcohol en una herida abierta, o tal vez peor.
No voy a reproducir la conversación entera, mi memoria es muy mala para eso,
pero la cuestión es que llegamos, llegué, a la conclusión de que yo alejo a las
personas por mi eterno miedo a salir lastimada, ¡Que noticia! Eso ya lo sabía,
el dato siguiente fue el que me conmociono: Las personas no se alejan de mi por
mis cortes, ni mis problemas alimenticios, ni mi eterna angustia que pocas
veces me deja ser una persona social, más allá de eso, las personas se alejan de
mi porque yo les demuestro que quieren que se alejen, porque yo me alejo de
ellos. Además de esto, descubrimos que en cada cosa que hago, yo veo un
trasfondo, preguntó algo con intención de averiguar otra cosa mucho más profunda,
me autoinfringo dolor, la otra persona no tiene la culpa, la otra persona no
sabe lo que yo espero con esa pregunta o con ese alejamiento. ¡Cuánto me habría
ahorrado con el solo decir: ‘te necesito, quédate conmigo, por favor, no me
dejes sola.’! Pero no pude, no puedo, me da miedo, me aterra. Miro hacia atrás
y reflexiono lo mucho que me equivoque, tantas veces tendría que haber hablado,
pero no, siempre me aleje, siempre espere pasivamente la reacción de la otra
persona, quería comprobar si me quería tanto como me decía, si se daba
cuenta lo mucho que necesitaba su cercanía.
¿Qué persona puede entender un alejamiento como un pedido de ayuda? Solo yo
puedo pretender eso. Me quede sola, perdí a Camila por MI culpa, nada más, ni
nada menos. Hoy pensé en hablarle, pero no se si realmente vale la pena,
después de todo ella está en todo su derecho a mandarme a la mierda, tengo
miedo. Otra vez lo mismo, no soy capaz de pelear por nada, ni siquiera por una
de las personas que más quiero en el mundo, me quedo pasiva, quieta, esperando
que su amor sea más fuerte que mi alejamiento, que ella vuelva por mí. ¿Por qué
soy tan idiota? Me lamento tanto, la extraño tanto. Cada día que pasa camino y
pienso si ella me necesitara igual que yo a ella, si ella se habrá olvidado de
mi, si me seguirá queriendo, es doloroso el creer que tal vez ya no me tiene
presente, después de todo yo me hubiera cansado de mi, quiero llorar, necesito
abrazarla.
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